Como
escribí en mi post anterior (On
the Eve of the U.S. Elections)
estamos viviendo hoy en tiempos desesperados. Esto se ha hecho aún
más evidente con los resultados electorales aquí en los EUA. Dada
esta realidad - aquí y en muchos otros lugares a nivel mundial -
¿cómo respondemos? Creo que un paso importante es que seamos claros
acerca del tipo de mundo que deseamos; El tipo de mundo con el que
soñamos, lo que buscamos.
Los escritos del gran
periodista y escritor Uruguayo, Eduardo Galeano, son uno de los
lugares donde encuentro esta visión poderosamente articulada. Y así
en este post comparto, para todos nosotros, las palabras de su poema:
"El Derecho de Soñar.”
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¿Qué
tal si deliramos por un ratito?
¿Qué
tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro
mundo posible?
El
aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos
humanos y de las humanas pasiones.
En
las calles los automóviles serán aplastados por los perros.
La
gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el
ordenador, ni será comprada por el supermercado, ni será tampoco
mirada por el televisor.
El
televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia y
será tratado como la plancha o el lavarropas.
La
gente trabajará para vivir en lugar de vivir para trabajar.
Se
incorporará a los códigos penales el delito de estupidez que
cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por
vivir no más, como
canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber
que juega.
En
ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el
servicio militar sino los que quieran cumplirlo.
Los
economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni
llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.
Los
cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan
vivas.
Los
historiadores no creerán que a los países les encanta ser
invadidos.
Los
políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.La
solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en
serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo.
La
muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni
por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso
caballero.
Nadie
será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en
lugar de hacer lo que más le conviene;
El
mundo ya no estara en guerra contra los pobres se no contra la
pobreza.La
industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra.
Nadie
se morira de hambre porque nadie morira de indigestión.
Los
niños de la calle ya no seran tratados como se fueran basura, porque
no
habra niño de la calle.
Los
niños ricos no serán tradatods como se fueran diñero, porque no
habrá niños ricos.
La
educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla y la
policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla.
La
justicia y la libertad, hermanas siamesas, condenadas a vivir
separadas, volverán a juntarse,
bien pegaditas, espalda contra espalda.Una mujer, negra, será
presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los
Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y
otra, Perú.
En
Argentina las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud
mental porque ellas
se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.
La
Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las tablas de
Moisés y el
sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo.
La
Iglesia también dictará otro
mandamiento que se le había olvidado a Dios,
“amarás a la Naturaleza de la que formas parte”.
Serán
reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma.
Los
desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados
porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron
por tanto buscar.
Seremos
compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de
belleza y voluntad de justicia, hayan nacido cuando hayan nacido y
hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe ni un poquito las
fronteras del mapa ni del tiempo.
Seremos
imperfectos porque la
perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses.
Pero
en este mundo, en este mundo chambón y jodido seremos capaces de
vivir
cada día como si fuera el primero y cada noche como si fuera la
última.
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